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1- Introducción
2- Algunos datos
3- Qué efectos indeseados tiene en adolescentes
4- Factores que favorecen su consumo precoz
5- ¿Qué podemos hacer?
6- Carta a un adolescente
En la sociedad actual, la gente tiene opiniones radicalmente opuestas respecto al consumo de marihuana. Unos piensan que fumarse un porro no es algo diferente de tomarse dos cervezas, otros afirman que presenta muchos riesgos y consecuencias a nivel fisiológico y psicológico.
Es evidente que mucha gente también alegará que se emplea para fines médicos y analgésicos, cosa completamente cierta, pero eso no debería entenderse como la justificación de que no entraña ningún riesgo.
Algunas familias cultivan las plantas en casa (la Ley permite un número determinado por persona para consumo propio) y los hijos lo van interiorizando como una cosa normalizada. Si además visualizan el consumo por parte de allegados, tendremos todo listo para que ellos mismos sean consumidores.
Resulta habitual hoy en día, ver a jóvenes adolescentes, algunos de ellos con 14 o menos años fumándose un porro en los momentos de descanso del Instituto, normalmente a plena calle. La percepción en ellos de “peligro”, en general, está muy relativizada y, normalmente, puede más la presión del grupo para iniciarse en este consumo o su necesidad de experimentar con nuevas cosas (alcohol, tabaco, etc.).
Entrar en el debate de que si el consumo puntual de marihuana es inocuo o incluso bueno o es todo lo contrario creemos que sería estéril para lo que intentamos exponer ya que probablemente hay tantos puntos de vista como personas existen. No obstante, tenemos que empezar a analizar los resultados de los estudios que se llevan a cabo y los datos de las instituciones de salud mental de los respectivos países.
Según estudio estadístico efectuado en E.E.U.U. (publicado por F.E.Jensen en el libro:“El cerebro adolescente” y que comprende un seguimiento del 1.997 al 2.012), la marihuana ha superado al alcohol como problema de salud pública en los adolescentes. En los últimos cinco años, el abuso de la marihuana ha sido responsable de casi dos tercios de los ingresos de adolescentes, de entre quince y diecinueve años, en centros de rehabilitación, frente a menos de un tercio de ingresos debidos al alcohol.
En España, según los datos de las últimas encuestas realizadas, el cannabis es la droga ilegal más consumida ya que actualmente el 26,6 por ciento de los adolescentes de 14 a 18 años la ha fumado en el último año. Además, el consumo aumenta con la edad ya que, mientras que el 13,5 por ciento de los menores de 14 años dice haberlo probado, a los 17 años el porcentaje asciende al 43 por ciento, siendo la edad media de inicio de consumo los 14,9 años (Fuente Diario ABC ).
El adolescente está en pleno crecimiento tanto a nivel físico como psicológico. El cerebro es un órgano que, en esta etapa, está sufriendo transformaciones muy importantes, de tal forma que antiguas conexiones neuronales (que ahora ya no resultan útiles) son eliminadas para dar paso a otras de nueva creación y suponen pasos importantísimos en la maduración cognitiva e intelectual de la persona. Todo este movimiento de interconexión neuronal se va a seguir desarrollando hasta más allá de los 20 años de la persona.
Pues bien, la marihuana, contiene unos compuestos moleculares conocidos con el nombre de “cannabinoides” entre los que se encuentra el THC (Tetrahidrocannabinol). Dichos compuestos son los responsables de los efectos fisiológicos y psicofarmacológicos de la marihuana. El problema es que dicha sustancia perturba el desarrollo de las conexiones neuronales y la consolidación de la sustancia blanca responsable de la velocidad y calidad con la que se va a transmitir la información interneuronal. Esta afectación puede resultar irreversible y condicionar el futuro funcionamiento personal, social, laboral y también emocional de la persona. Los síntomas más evidentes son la falta de atención sostenida, irritabilidad, cambios de humor, labilidad emocional, depresión, desmotivación general, falta de expectativas, desconexión del entorno, torpeza motriz, falta de reflejos. Por tanto, actividades cotidianas como el estudiar, conducir cualquier vehículo, hacer deporte, mantener una relación afectiva u otras actividades que son naturales al adolescente, quedan seriamente afectadas pudiendo constituirse, en el caso de conducir una moto por ejemplo, en una situación de alto riesgo para la integridad física y psíquica del adolescente.
En definitiva, el hecho de que el consumo se inicie o se dé durante la adolescencia multiplica los efectos y riesgos indeseados respecto a los efectos que se dan en los adultos que ya son bastante perniciosos y en los que aquí no vamos a entrar.
Cada adolescente tiene su propia historia y temperamento. Es una etapa en la que para los padres es complicado acercarse a ellos ya que suelen cuestionarlo todo y están en una etapa de transición a la vida adulta que se caracteriza por cambios importantes a nivel fisiológico y también psicológico. El adolescente necesita encontrar su propio sitio, su identidad, más allá de su familia. Los padres han de entender que el adolescente ha dejado de ser el niño/a que era y ahora está en una etapa complicada en la que ni él mismo sabe qué sucede.
Ahora, los padres dejan de ser los referentes principales y los iguales, los compañeros de su edad, toman el relevo. Por tanto, lo que suceda con él, dependerá en gran medida con el grupo de amigos que se una.
Saber con quién va, quienes son sus amigos, traerlos a casa para conocerlos, saber dónde está, es algo que si se hace con cierto tacto y sin ser excesivamente estrictos, salvo sospecha fundamentada, puede frenar de alguna manera la tentación de caer en malos hábitos.
Si sospechamos que se ha iniciado en el consumo de ciertas sustancias probablemente no bastará con sermones, broncas o castigos “ejemplares”. Esto llevado a un extremo puede propiciar lo contrario de lo que estamos buscando. Cuando “sermoneemos” a un adolescente si sólo lo amenazamos no funcionará. Lo mejor, aunque a veces puede resultar complicado para los padres, es despertar en él la motivación o la necesidad de cambio en esas conductas que nos preocupan. El mensaje no debe ser tanto: “Tienes que cambiar porque te lo digo yo y en caso contrario no vas a pisar la calle…” sino “las conductas que tienes ponen en riesgo tu salud mental y física, y esos es algo que tus padres, que quieren lo mejor para ti, no pueden soportar, por tanto deberás decidir qué piensas hacer y en base a ello te ayudaremos o tomaremos decisiones por ti…”
De todas formas, cada caso es diferente y, por tanto, las soluciones deben plantearse siempre desde el soporte o asesoramiento profesional.
A continuación adjuntamos una carta confeccionada por nuestro equipo y dirigida a cualquier adolescente que esté tonteando con la marihuana especialmente, en la que en un lenguaje que para ellos es familiar, tratamos de explicarles desde una visión objetiva pero rigurosa a nivel científico, los riesgos del consumo de esta sustancia. Invitamos a los padres que lo deseen la utilicen como argumento externo para avalar la peligrosidad de ciertos consumos. Esperamos les sea de utilidad a nivel preventivo.
Hola. Me gustaría explicarte algo que creo que deberías saber. Sé que probablemente ya os han informado y “machacado” con el tema de las drogas y demás sustancias que dicen que son muy peligrosas. No obstante, hay una, la marihuana, normalmente consumida en forma de porro, sobre la que puede que tengas algunas dudas. Si ya la has probado o la consumes de vez en cuando, deberías seguir leyendo esto. No voy a decirte que no debes fumarla ya que eso ya te lo han dicho y, de todas formas, tú te sientes con capacidad para controlarlo y saber lo que te conviene. También me dirás que se utiliza, en algunos casos, como tratamiento terapéutico, que su uso es muy extendido es natural y que te “ayuda” a relajarte, a sentir… etc. No voy a entrar en ese debate, sino sólo explicarte el precio que a tu edad (adolescencia) puede costarte y, en base a ello, decidas tu si estas decidido a pagarlo o no.
Seguramente, como a cualquier adolescente, te gustan las nuevas tecnologías, el móvil, el whatsappeo, el ordenador. Quizás hayas colgado algún video en el you-tube o en un futuro te encantaría ser desarrollador de videojuegos. Todo ello está muy bien y debes luchar por tus sueños. Pero para hacerlos realidad en un futuro necesitaras algo más que intenciones. Necesitarás estar preparado, ser competitivo y tener todas tus capacidades al 100%.
Imagínate por un momento que tu cerebro es tu ordenador biológico personal, tu disco duro. Seguro que desearías ampliar su capacidad, la RAM, el caché, actualizarlo a nuevas versiones y, especialmente mejorar su velocidad. Para ello, hoy en día, lo mejor es la fibra óptica, sin duda, la autopista más ancha por donde la información circula a una velocidad espectacular. Seguro que estarías dispuesto a pagar un buen precio para que tu cerebro, tu propio ordenador personal, dispusiera de toda esta tecnología que te garantizaría unos buenos resultados en todo aquello que decidas hacer.
Pues bien, debes saber que tu cerebro, de forma natural sigue creciendo hasta pasados los 20 años de edad. Cada día en su interior se generan nuevas conexiones neuronales (se actualiza el hardware y el software) y se va conformando lo que será tu ordenador biológico personal a lo largo de toda tu vida. Estas conexiones lucharán para ser lo más anchas posibles y manejar en el menor tiempo la mayor cantidad de información posible. La forma que tienen de hacerlo es fabricando de forma natural una sustancia que se denomina mielina (sustancia blanca que recubre las conexiones). La mielina es lo que va a determinar si tu cerebro dispone de conexiones lentas o de fibra óptica y con ello que tu rendimiento personal, académico, profesional y también emocional, sea inestable, cambiante o por el contrario sólido y eficiente.
Dicho esto entenderás de forma más fácil cuales son los efectos no deseados de la marihuana en el cerebro de un adolescente. En primer lugar, tu propio ordenador biológico (tu cerebro) que hemos dicho se halla ahora en fase de construcción, empezará a construir conexiones débiles, inestables, con errores en el software. La marihuana contiene unas sustancias denominadas “cannabinoides” (entre ellos el THC) que son las que producen los efectos activos y fisiológicos buscados pero que también es el causante del deterioro de las conexiones mencionadas, especialmente cuando están en pleno crecimiento (adolescencia).
También determinan que tu velocidad de conexión se vaya reduciendo proporcionalmente a la cantidad de lo consumido y, además, en función de lo pronto que hayas empezado a fumar marihuana. Tu cerebro puede quedar conectado, de por vida, a conexiones de baja velocidad y difícilmente podrás disponer de fibra óptica. Tu cerebro, a diferencia de lo que sucede con tu terminal físico, ya no podrás actualizarlo a una velocidad superior si has dañado irremediablemente algunas conexiones tempranas. Uno de los efectos más contrastados en el consumo de marihuana por parte de adolescentes, es la reducción de la mielina (alta velocidad neuronal). El resultado final es como si en nuestro propio ordenador biológico se hubieran introducido multitud de virus que toman el control por nosotros cuando intentamos efectuar alguna operación. El sistema se hace inestable, no encuentra el destino, se pierde la ruta (“página no encontrada”, “error del servidor”, “conexión no disponible”) se cuelga, hay que resetear, pero lo peor es que ya no podemos comprar otro porque nuestro ordenador biológico no tiene repuesto. Nacemos y morimos con él. Por ello, su funcionamiento dependerá del cuidado que hayamos tenido con él.
Recuerda, además, que cualquier sustancia psicoactiva que introduces en tu cuerpo puede incitarte a probar otras, con lo que se pueden producir efectos irreversibles y llevarte a la adicción física y/o biológica.
El ordenador biológico personal (tu cerebro) siempre va a ser tu ordenador principal. Recuerda que antes de existir ordenadores hubo mentes que los diseñaron.
Decide tú mismo qué ordenador personal quieres para ti y que precio estás dispuesto a pagar, pero esa es una decisión solo tuya, como así lo serán las consecuencias que tengas que afrontar.
10 cosas que los padres no sepan acerca del consumo de la marihuana en jóvenes.
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